Haciendo lo justo


Hace algunos años un hombre sentenció «la muerte de Dios» ¿extraña declaración, cierto? Usted no puede decir que alguien está muerto si antes no estuvo vivo ¡sería una contradicción!…pero no se preocupe, ya veremos cual era la intención de este hombre: hablamos de Friedrich Nietzsche (1844 - 1900), un reconocido filósofo y poeta alemán cuyos pensamientos influenciaron la teología, psicología y un gran número de escritores. La afirmación de Nietzsche pretendía dar a entender algo distinto: la muerte del ideal cristiano, la muerte de Dios en el pensamiento humano. ¿Y qué quiere decir esto? Veamos: la mayoría de las constituciones y normas a nivel mundial están basadas en la Palabra de Dios (Éxodo 20:1-17); los conceptos de moral y de ética son esencialmente abstracciones de la Biblia: matar, robar, mentir, estafar, codiciar, etc. son actitudes que Dios condena como pecados y cuya consumación exigen un castigo, de parte de Dios (Nahum 1:3) y aún de nuestras propias leyes. ¿O acaso si usted es robado no desearía justicia? Dios también exige justicia por tantas faltas cometidas ante Él, y de ello nos habla Romanos 3:21-22 la justicia de Dios se ha manifestado por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Por eso, para reconciliarnos con Dios debemos aceptar el sacrificio de su Hijo, eso lo justo ante el Señor (2 Corintios 5:19)…. Declarar «la muerte de Dios» fue sólo el pretexto de un hombre para justificar una vida permisiva, llena de pecado y actitudes erradas, que lamentablemente lo condujeron a un psiquiátrico, aislado de la sociedad y gobernado tal vez por sus propios pensamientos, sin Dios y sin esperanza. Finalmente Nietzsche murió y sus ideales forman parte de los libros; en cambio la Palabra de Dios sigue vigente (Marcos 13:31), Cristo resucitó de los muertos (Lucas 24:5) y su Iglesia lleva unos 2000 años de existencia, esforzándose, esperando su venida (Lucas 21:27)…no, Dios no ha muerto; al contrario: el hombre sin Cristo está muerto en delitos y pecados (Efesios 2:1). Dios vive y reina por siglos (Apocalipsis 5:14) y ha entregado a su Hijo para la redención de tu alma y la mía (Juan 3:16). Por eso si aceptas a Cristo como tu Señor y Salvador estarás haciendo la voluntad de Dios, estarás haciendo lo justo.


Eduardo Joudzbalis